jueves, 16 de octubre de 2025

Madrid galdosiano: ruta guiada de Madrid Libro Abierto

El jueves 2 de octubre de 2025 realizamos la actividad complementaria de Madrid Libro Abierto, una ruta guiada por calles del centro de Madrid relacionadas con Galdós y su obra novelística. El grupo con el que fuimos fue Nivel II Mañana, con dos profesores, Soco y Eduardo. Los guías de Madrid Libro Abierto también eran dos. Los siguientes apuntes corresponden al subgrupo que fue con el ponente Carlos Medina.

Nos reunimos en calle Fuencarral, 78, junto al metro Tribunal y el Museo de Historia de Madrid. Allí, el guía se presentó y nos comentó que íbamos a mencionar tres obras de Galdós a lo largo del recorrido: El amigo Manso, Miau y El 19 de marzo y el 2 de mayo.

Lo primero, nos hizo fijarnos en el lugar en que estábamos. A un lado y a otro de la calle había dos edificios muy distintos que representan las dos estéticas del siglo XVIII. El actual Museo de Historia de Madrid es del Barroco, de la 1ª mitad del XVIII, mientras que el Tribunal de Cuentas es del Neoclasicismo, de la 2ª mitad del XVIII. El cambio de estilo representa también un cambio en la sociedad, que se dio de forma paulatina: el paso de una sociedad estamental, propia del Antiguo Régimen, a una sociedad de clases, protagonizada por la burguesía.



El Museo de Historia era, realmente, del siglo XVII. El edificio original era el Real Hospicio de San Fernando. Un hospicio era una especie de albergue para mendigos y gente necesitada. En el siglo XVIII, Pedro de Ribera, por encargo del rey borbón Felipe V, reforma el edificio. Tiene ventanas muy grandes para aprovechar la luz. Es llamativo que tengan rejas las ventanas: el guía nos contó que, coloquialmente, a ese hospicio lo llamaban “la Cárcel”, porque se decía que quienes entraban no podían salir. Desde luego, la presencia de rejas tenía esa función de impedir entrar y salir, como en los conventos de clausura.

El edificio sólo tiene dos plantas y en la superior las ventanas no tienen rejas, y están decoradas con escudos esculpidos en relieve, que corresponden a los distintos reinos de la España de entonces.


El color rosa pastel de la fachada es propio de la transición entre el Barroco y el Neoclasicismo (1721-1726), el Rococó, movimiento artístico que surgió en Francia a principios del siglo XVIII, sucediendo al Barroco, y se caracterizó por una ornamentación elegante y delicada. Se distingue por el uso de formas curvas y asimétricas, motivos vegetales y de conchas (“rocaille”), colores pastel y dorados, y una temática centrada en la vida aristocrática, el amor galante, la naturaleza y lo cotidiano, para no ser tan solemne como el Barroco. Por eso ese llamativo color rosa.

Sin embargo, este estilo convive en España con un estilo particular nuestro, propio del final del Barroco, que es churrigueresco, llamado así por los arquitectos de la familia Churriguera, que se caracteriza por una ornamentación exuberante y abigarrada, con énfasis en el movimiento, las curvas y las figuras vegetales.

Nuestro guía, Carlos, destacó la escena teatral del relieve principal, que lamentablemente para nosotros estaba en obras, pero que pudimos ver en el dibujo de la tela que cubría los andamios. En lo alto, aparece el rey Fernando III el Santo, del siglo XIII, que unió Castilla y León, al que se le considera santo y guerrero, es decir, comprometido con la Iglesia y con el Estado, todo un modelo de gobernante. Debajo de Fernando III, se muestra la Coronación de la Virgen, famosa escena en la que a la Virgen se la corona como reina del cielo y de la tierra. Debajo de la Virgen rodeada de ángeles, aparece la corona de los Borbones sobre el escudo de España, del que cuelga el símbolo de la Insigne Orden del Toisón de Oro, una orden de caballería que fue heredada por la monarquía española, que simboliza heroísmo. A ambos lados del conjunto, con todos sus adornos, se ven recogidas las cortinas del telón, talladas en piedra, con lo que parece así una escena teatral, no tanto como si fuera mentira, sino para abrirnos la visión a cosas maravillosas.


Felipe V le pidió a Pedro de Ribera que esculpiese una exaltación de la monarquía como protectora de la humanidad y vincularla con su origen divino, para legitimar así el poder absoluto. Por eso el rey santo, la Coronación de la Virgen y la corona borbónica. Toda esta propaganda se debía a que en el siglo XVII había corrientes racionalistas que estaban cuestionando la monarquía.

Nos movimos hacia la fachada del Tribunal de Cuentas, donde tenemos lo contrario: racionalismo, simetría, equilibrio, sobriedad, limpieza… La guía del otro grupo comentó que era tan simétrico que, si se plegase el edificio por la mitad, coincidiría todo.


De allí, avanzamos hacia la calle de la Palma. Dimos saltos en el tiempo, ya que el guía nos habló del bar Penta, típico de la movida madrileña, de finales de los 70 y años 80, con el rock punk y canciones como “El bar de la chica de ayer”, de Antonio Vega, que tuvo problemas con la heroína y murió joven. Otro bar famoso es el de la Vía Láctea.

En esta calle, además, entramos en pleno siglo XIX. En esta época, protagonizaban la sociedad las clases medias y la burguesía. Pero retrocedemos un poco más: en el siglo XVII, este barrio, Malasaña, nace con algunas iglesias y conventos, por ser una zona tranquila, así que también aprovechó la nobleza para construirse palacios. Hay 23 palacios en Malasaña. En uno de ellos vive Esperanza Aguirre.

Con la industrialización y el desarrollo urbanístico del siglo XIX, crece el barrio. Casi todas las viviendas que vemos ahí son de ese siglo. El guía nos dice que nos imaginemos, por un momento, a unos mil soldados franceses cruzando la calle, en 1808…

Y de nuevo volvemos al siglo XX, y al auge de creatividad con la movida madrileña. A todos nos sonarán nombres como Alaska y Pedro Almodóvar. Se reunían ellos y muchos otros en el número 14 de la calle de la Palma. La primera banda punky de Alaska se llamaba “Kaka Deluxe”. Todo esto aparece por el final del franquismo, cuando se acabó la represión y los artistas eran libres. Veían lo que hacían en Londres y Nueva York y lo copiaban o adaptaban. Ahora, en esta calle, hay tiendas de moda vintage, de ropa antigua, y sigue siendo un barrio de gran diversidad social, de artistas, de gente del cine…


Aquí empezamos a hablar de Benito Pérez Galdós. Cada persona y cada parte del decorado que vemos parece servir para incluirlo en una novela. Así lo dijo Galdós en su discurso de ingreso en la RAE, “La sociedad presente como materia novelable”, en 1889. Todo es novelable, y vemos lo mismo que veía Galdós en estos edificios: fachadas con decoraciones de escayola, balcones con hierro forjado… El hierro forjado es muy típico del siglo XIX, como la estación de Atocha, el mercado de San Miguel…


En estas casas, los más pobres vivían en las partes altas de los edificios, mientras que los ricos vivían en las bajas. Esto era así porque eran muy frecuentes los incendios y las partes bajas eran más seguras para escapar o sacar objetos de valor.

En la calle San Andrés, vemos un edificio en ruinas, de ladrillo, de estilo neomudéjar, que es algo propio de las fábricas españolas de la época. Era una fábrica de hielo, “La Industrial”, de 1908, que estuvo funcionando hasta los años 60. No hubo neveras en todas las casas hasta esa época, por lo que la gente compraba hielo y se lo llevaba a las fresqueras de las casas. También queda alguna antigua farmacia de finales del XIX, como la farmacia-laboratorio Juanse, típica farmacia decorada con azulejos, que tuvo que conocer Galdós. En los adornos de esas farmacias, predominaba la imagen sobre el texto porque había mucha gente analfabeta.


El guía nos habló también de lo populares que fueron las drogas en esa época. Nos consta en obras literarias como Confesiones de un inglés comedor de opio de Thomas de Quincey (1821) y Los paraísos artificiales de Charles Baudelaire (1860).

De allí, fuimos a la plaza del Dos de Mayo, donde estaba el cuartel de artillería de Monteleón. En 1808, vinieron mil y pico soldados franceses por las calles de alrededor a intentar tomar el cuartel. Salieron muchos vecinos de sus casas a luchar contra los franceses. De los militares españoles, que tenían órdenes de no enfrentarse a los franceses, hubo dos que se sublevaron y movilizaron a otros soldados: fueron Daoíz y Velarde, verdaderos héroes que dieron su vida por nuestro país.


El barrio de Malasaña se llama así por una costurera, Manuela Malasaña, que bajó a luchar contra los franceses armada con unas tijeras. También se llama al barrio el Barrio de las Maravillas, por la iglesia que se llama así.



En este lugar, leímos todos juntos una frase de la novela de Galdós El 19 de marzo y el 2 de mayo, para animarnos a leer el libro.

Al dirigirnos a la calle de Quiñones nos fijamos en la iglesia de Montserrat, que también fue reformada por Pedro de Ribera...


...pero en esa calle nos detenemos porque hay un cartel que menciona la novela de Galdós Miau, de 1888 y, concretamente, el protagonista, Ramón Villaamil. El título se debe al mote de las protagonistas femeninas del relato, las mujeres de la familia Villaamil, por su rostro felino o gatuno y su comportamiento de ir juntas y elegantes. 


Nos avisó, también, de que es una novela que acaba mal, que es algo frecuente en el Realismo (en la realidad, las cosas no siempre acaban bien), y que es una novela excelente por el fiel retrato de la sociedad de entonces, con el desempleo, el acoso escolar… que son temas presentes hoy en día.



Allí mismo, en el edificio de enfrente, había una cárcel de mujeres. Las reclusas, entre otras cosas, eran obligadas a tejer las puñetas de los trajes de los jueces.

Llegamos a la plaza de las Comendadoras, que fue nuestra última parada. Esa plaza se llama así por el convento de las Comendadoras de Santiago. Al fondo se ve la chimenea de la antigua fábrica de Mahou. Es un lugar muy agradable, con cafeterías con terrazas y bellos edificios.





Aquí, el guía sacó los siguientes libros de su bolso y los colocó para que viésemos sus portadas: Marianela (la novela favorita de Galdós), Miau, Misericordia y un libro de fotos de Alberto García-Alix, que es un fotógrafo de la movida madrileña.

La relación del polémico fotógrafo con las novelas de Galdós fue una idea original del guía para hacernos comprender qué es el Naturalismo, el movimiento literario al que evolucionó el Realismo, cuando trató de mostrar los aspectos más crudos de la realidad. El fotógrafo García-Alix hizo una crónica fotográfica de su vida, mostrando incluso lo más sórdido y desagradable: una foto de una puñalada que le dieron, aún sangrante, que comentaba con las palabras “Por fortuna me salvé”, ya que un paquete de tabaco Fortuna detuvo en parte la puñalada; también nos mostró una foto de un hombre inyectándose heroína… Así nos mostró qué es el Naturalismo, el movimiento que divulgó en España Emilia Pardo Bazán, que conoció muy bien Benito Pérez Galdós.

Esta muestra de los aspectos más sórdidos de la realidad tenía como destinatarios a los burgueses, que eran los principales lectores de novelas y, además, los más responsables de lo que ocurría por ser los dueños de las fábricas, de las tierras, de los negocios… Nos dijo, también, que Galdós lograba hacer que la ciudad de Madrid fuese un “todo continuo” entre los personajes y los barrios, al igual que lo hizo Balzac con la ciudad de París y Dickens con Londres.

Galdós no era madrileño, pero como si lo fuese, pues amaba esta ciudad y pasó aquí la mayor parte de su vida. Nació en Gran Canaria y vino a Madrid a estudiar Derecho, que es lo que deseaban sus padres, pero no le gustó y se dedicó a escribir. No se hizo rico, pero tampoco vivió en extrema pobreza. Escribió muchísimo, hasta quedarse ciego en 1915, lo que le obligó a dictar el resto de sus novelas. Murió en 1920, bastante pobre.

Fue un artista polifacético: tocaba el piano, pintaba, dibujaba, e incluso diseñaba los muebles de su casa. No le dieron el Nobel en dos ocasiones, probablemente por su compromiso con el socialismo. Siempre defendía a los pobres.

En literatura, aportó ideas originales. Aparte del gran realismo de los diálogos de los personajes, al escuchar el propio Galdós conversaciones de la calle, en los cafés y en los tranvías, que luego reflejaba en sus personajes, tuvo ideas de metaficción, ficción dentro de la ficción, en cuanto a que un personaje es consciente de su inexistencia y se declara creado por el escritor. Esto ocurre en la novela El amigo Manso, cuyo primer capítulo se titula “Yo no existo”, donde el personaje expone su inexistencia.

Tras estas nociones de la vida y de la obra de Galdós, nuestro guía dio paso a un par de actividades muy motivadoras en las que los alumnos fueron los protagonistas. Primero, montó unas breves escenas teatrales en las que los alumnos leían fragmentos de escenas de Galdós, a las que les hizo una apertura con música de armónica. Después, y esto fue lo más original, hizo a los alumnos cantar un rap con un texto de Galdós, acercando al micrófono una base musical de rap. Una de nuestras alumnas entonó bastante bien…

Así finalizamos la salida y agradecemos sinceramente a Madrid Libro Abierto la disponibilidad de estas actividades y, sobre todo, felicitamos a Carlos Medina y a su compañera su excelente trabajo.




jueves, 11 de septiembre de 2025

Recopilación de plantas silvestres

Esta entrada es un álbum personal de plantas silvestres en las que me he fijado y he tratado de identificar, por lo que tienen el especial significado para mí de tener una existencia más allá de las fotos de internet o de libros, puesto que las he visto y tocado personalmente. Así entiendo el mejor aprendizaje: mediante la experiencia personal.
Dejo aquí las fotos para identificarlas algún día.



Esto es una Brassica, no sé cuál.


Lo mismo.







Malva


Malva



















































































viernes, 21 de marzo de 2025

Lugares a los que ir

Voy a anotar aquí lugares a los que he ido, teniendo en cuenta, sobre todo, aquellos en los que he hecho pernocta, ya que ese tipo de viajes rápidos en los que he pasado una o dos noches fuera de casa me regeneraban mucho. Por eso, esta serie de anotaciones tienen dos funciones. 

La primera, tener a mano, como una guía rápida, todos los lugares que me han gustado para volver cuando quiera o cuando pueda.  

La segunda es mentalizarme de que no necesito comprarme nada. Llevo semanas o meses, teniendo en cuenta las rachas de pensar tonterías, de buscar casas baratas en pueblos a menos de dos horas de Madrid o de furgonetas cámper, que todavía no sé hasta qué punto me gustan. Tengo en cuenta, sobre todo, a mi gata: ¿qué haría, llevármela a la casa del pueblo cada vez que vaya, con todo lo que conlleva meterla en el transportín y estresarla en el coche, o dejarla el fin de semana sola en mi casa, aburrida y tirando arena y comida por la cocina? Por eso creo que es mejor que no haga pereza de buscar excursiones y hostales, que pueda irme a sitios distintos cada vez, aunque repita muchas veces algunos que me gusten. Más repetitivo sería tener una casa y tener que ir siempre allí.

Dicho esto, manos a la obra. Iré haciendo esto poco a poco, actualizándolo cada cierto tiempo. Pongo tiempos y distancias desde mi casa.

Guadalajara

Atienza


Distancia: 158 km. Tiempo: 2 h 1 min.

Siempre es entretenido recorrer el pueblo. Ver el castillo al atardecer es precioso. Se puede hacer un recorrido en bici.

Pernocta: Restaurante y hotel rural El Mirador. Habitación individual nº 101. Llevar tapones para el ruido de la caldera. La bici se puede atar a la reja de la ventana por fuera.

Brihuega


Sin pernocta, a 1 h o hora y pico. Muy buena visita para pasear una mañana, ver monumentos y el museo (aunque hay que pagar entrada en todo) y comprar miel. 

Me falta probar a llevar la bici y hacer un recorrido por ahí, y ver también el castillo de Torija, que no he visto.


Campillo de Ranas y La Vereda

Parece que no está tan lejos, pero cuesta llegar, carreteras estrechas. 2 horas, 124 km. Pueblos negros de Guadalajara. Hice un buen recorrido con la bici de montaña eléctrica. Sin pernocta.

Puedo explorar más pueblos por ahí.


Cifuentes y Ruguilla


1 h 26 min, 130 km. Pueblo con algunas cosas bonitas, pero también muy descuidado. Hice recorrido en bici, con la intención de ir hasta Trillo, pero me lo impidió una batida de caza. Quizá pueda intentarlo de nuevo. 

En Cifuentes hay buenas iglesias para ver y admirar.

Descubrí Ruguilla, un pueblo cercano pequeño y bonito, con bodegas rupestres y muchos gatos. Puedo ir ahí simplemente a subir a un cerro y mirar el paisaje.


Cogolludo


1 h 15 min. 101 km.

Palacio de los duques de Medinaceli y más cosas. No estaría mal volver y pasar allí más tiempo relajadamente.

Sin pernocta.


Guadalajara capital

Pernocta innecesaria. A unos 45 minutos en coche, monumentos interesantes como el Palacio del Infantado, el instituto de secundaria que es también un palacio renacentista, la casa de Buero Vallejo y más cosas.

Siempre echar gasoil en la gasolinera Ballenoil a la salida, siguiendo la indicación del "Polígono industrial El Balconcillo".


Hayedo de Tejera Negra - Cantalojas

Tiene que ser con buen tiempo porque lo más atractivo es acampar en el cámping Los Bonales, en las parcelas 22 o 23, que tienen sombra y menos tránsito. 

Si se quiere evitar el cámping, hay que ir Grado del Pico, que pertenece a Segovia, y alojarse en el único hostal que hay, que no es barato, pero de calidad suficiente. Hay libros de la editorial Gredos y el ruido del bar no molesta porque hay buenas puertas que aíslan las habitaciones.

Hay que llevar la bici, ya sea la grável o la de montaña, para llegar al hayedo o al río donde se puede uno refrescar en verano.


Pastrana

1 h 17 min, 98 km. Distancia asequible para no necesitar pernocta. Tuve ganas de comprarme una casa allí. Hay que ver el Palacio Ducal y la iglesia donde está el museo de tapices, entre otras cosas. Es entretenido recorrer el pueblo. Hay que coger el coche para ver el convento que está a las afueras.

Comida: el pequeño bar que está al lado del palacio pone buenos bocadillos. Se llama Bar Palacio.




Pelegrina y Cañón del Río Dulce

1 h 28, 132 km. Está cerca y se puede aprovechar a ver Sigüenza. También miré una casa allí, pero requería obras caras. 

Hay un paseo junto al río del que se puede subir para ver una cascada. Es para ir andando en un par de horas. No hay mucho más que hacer. No he visto rutas en bici interesantes.


Riba de Santiuste

Es un secarral, pero me falta por ver el castillo. Por la zona, hay más pueblos donde se puede parar a ver icnitas (huellas de dinosaurio) y ruinas de iglesias románicas.


Sigüenza

Hay que ver monumentos y dar un paseo por el camino que sale del aparcamiento junto al castillo-parador. Con la bici se puede hacer un recorrido muy interesante, viendo castillos, yacimientos arqueológicos, salinas y el nacimiento del río Henares. Tengo el recorrido guardado.



Zorita de los Canes y Almonacid

Hay que ver Recópolis y pasear junto al Tajo en Zorita. También me quedan cosas por explorar por ahí.




Soria

Berlanga de Duero


Indispensable: ver la ermita de San Baudelio, a distancia de allí. Yo la vi yendo desde Atienza.

Berlanga tiene bastante que ver y conviene hacer noche.

Alojamiento: Posada Los Leones. Lo llevan hispanoamericanos, lo cual sorprende un poco en un pueblo de Soria. Me trataron bien.


San Esteban de Gormaz


Ver las iglesias románicas, las bodegas, las ruinas del castillo y el Duero. Todo lo hago de camino de ida o de vuelta de Ucero.

Burgo de Osma

Tengo que volver a ver cosas allí, sobre todo lo que no está en el propio pueblo: el castillo y alrededores.

Ucero

El Cañón del Río Lobos es un clásico. Llevé la bici una vez, pero aprendí a no intentar recorrer el cañón con ella porque hay que cruzar el río varias veces saltando de piedra en piedra, y es imposible con la bici eléctrica. Pero se pueden hacer otros recorridos.

Alojamiento: Posada de Los Templarios. No es lo más barato, pero está bien. Son amables y me guardan la bici en el cuarto de la caldera.


Yanguas

3 horas, 277 km. Fantástico lugar. Ruta en bici soberbia.

Alojamiento: El rincón de Marta. Muy amables. Tengo su contacto para no reservar a través de Booking.



Segovia

Cuéllar

1 h 41 min, 162 km. Interesante visita. El entorno es un secarral, pero el pueblo (grande) tiene bastantes cosas. El castillo, que es un instituto de secundaria, está muy bien.

Alojamiento: Apartahotel Santa Marina. Fueron amables y son habitaciones con cocina y nevera, así que se puede llevar comida sin problemas.

Grado del Pico


Preciosa iglesia románica. Lugar desde el que se puede llegar en bici a Cantalojas y al Hayedo de Tejera Negra.

Alojamiento: Hotel Rural Grado del Pico. Me dio el contacto María, la del camping Los Bonales, que conoce a la que lleva ese hostal. También me guardaron la bici en el salón. Las puertas son buenas, aíslan del ruido del bar y hay libros de clásicos grecolatinos de la editorial Gredos. Lo malo es que en la habitación en la que estuve olían mal los desagües del baño.


Maderuelo


No hice pernocta, pero tal vez se pueda buscar por ahí para ver todo con más detalle. Muy importante: no llevar la bici si ha llovido o está lloviendo, por el terreno arcilloso.

Tengo que ver una ermita de la cual se arrancaron pinturas románicas que están en el Museo del Prado.



Toledo

Los Navalmorales y Malpica del Tajo

Mazapanes. En Malpica, impresionantes vista del Tajo y del castillo privado que no se puede visitar.

Desde Los Navalmorales, me queda por ir a la cascada del Chorro de los Navalucillos y subir el monte Rocigalgo, el más alto de los Montes de Toledo.




Burgos

Lerma


Ver monumentos y comprar morcillas. Acordarme de llamar a Roberto Rodríguez Gómez, amigo y guía turístico que conocí en Silos.

Santo Domingo de Silos

Ver el monasterio y caminar hasta la Yecla. Esto conviene hacerlo a la vuelta de San Millán de la Cogolla (La Rioja).

Covarrubias

Precioso pueblo. Me falta por ver las ruinas del monasterio de San Pedro de Arlanza.




Valladolid

Peñafiel


Tengo que ver este lugar más atentamente. Lo vi después de Cuéllar y de allí volví a Madrid.


Aragón

Calatayud 


Lejos, a dos horas y media de Madrid, o algo más. No conseguí alojamiento cuando fui en septiembre de 2025 y tuve que pernoctar en un pueblo a 18 km. Se aparca bien junto a la estación de tren. Hay mucho que ver allí: iglesias, castillo, un palacio urbano (el Casino Bilbilitano), el yacimiento romano de Bílbilis, el río Jalón y la desembocadura en él del Jiloca, bares, tiendas, supermercados, gasolineras baratas...

Villarroya de la Sierra



Pueblo a 18 km de Calatayud. Alojamiento: Casa Grande, sólo en épocas calurosas (cierra en invierno).

Hay una piscina gratis estupenda a la salida del pueblo. También son agradables sus calles y los dos cerros con fortificaciones medievales, que también tienen restos de bodegas rupestres.


Este documento continuará indefinidamente.