miércoles, 7 de diciembre de 2016

Nietzsche y el metro poético


Estaba hojeando el libro Humano, demasiado humano de Nietzsche y he dado con una cita que tiene que ver con la métrica en la versificación. Dice lo siguiente (1984:136):
Por qué el metro poético proporciona belleza. -El metro pone un crespón sobre la realidad; da lugar a cierto artificio de lenguaje, a cierta indecisión de pensamiento; por la sombra que arroja sobre las ideas, tan pronto las oculta como las hace resaltar. Del mismo modo que la sombra es necesaria para embellecer, así también lo "sombrío" es necesario para esclarecer. El arte hace soportable el aspecto de la vida al colocarle encima el crespón del pensamiento indeciso.
Cuando pensamos en la ruptura de la métrica ya desde el Romanticismo, llegando esta libertad todavía más lejos en Modernismo y Vanguardia, recordamos ese "escribir como quien respira", la oportunidad de hacer poesía sin la estrechez de la métrica, pudiendo expresar con precisión y concreción lo que se quiere decir. Hoy en día se ha impuesto definitivamente el verso libre por este motivo, sobre todo, y porque decir "lo que se quiere" en una estructura cerrada de un cierto patrón métrico, contando sílabas constantemente, definitivamente es más costoso. Vivimos en la cultura de la inmediatez, de los resultados espontáneos y aditivos, como diría Byung-Chul Han.
Ahora bien, a lo mejor hemos pasado por alto la idea de Nietzsche. ¿Y si encorsetarse en una forma métrica permite "dudar" lo que se quiere decir? La "excusa" de buscar palabras que encajen en un patrón métrico permite dejar un poco de lado términos más precisos, y de este modo manejarse en los arrabales de la idea, sin tocarla del todo, permitiéndose la "indecisión". El poema se convierte en un símbolo de mayor polisemia, si se sabe trabajar la métrica. De ahí que, contra pronóstico, un buen poema rígido en su métrica sea "sombrío", perfilando en su tenebrismo tenuemente sus figuras.
¿No habrá que darle una nueva oportunidad a las formas clásicas, o inventar alguna nueva estructura cerrada, para innovar en poesía? La única forma cerrada que se mantiene en auge es el haiku, precisamente por estar reducido al mínimo y tener así que concentrar su idea. Pero somos capaces de ensayar la expresión de nuestra experiencia "humana, demasiado humana", en formas más amplias, circunnavegando ideas, trabajando el lenguaje y dejando respirar al pensamiento en su indecisión: embelleciendo con lo sombrío.

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